AMOR LÍQUIDO
*Por: Ruth Mery Florez Alonso- Gestora Social
Municipio de Cúcuta
Que lo primero que sienta tu hijo sea tu piel y en su boca el sabor de
tu leche, es su derecho y es tu deber. Con
esta frase quiero compartir con mis
lectores uno de los momentos más maravillosos de la maternidad, ese en que
nuestro hijo lanza su primer grito guerreándole a la vida, anunciando su
llegada. Un momento único, majestuoso, delirante antes que las enfermeras se lo
lleven para cortarle el cordón que nos
ha mantenido unidos, pesarlo, medirlo y revisar que todo esté bien. Justo antes de ese momento debe haber espacio
para que lo coloquen en nuestro pecho,
lo podamos tocar, acariciar y darle las gracias a Dios por esa nueva bendición.
Ese pequeño espacio es un hermoso derecho tuyo y de él que todos deben
respetar y que debemos exigir; sólo unos minutos para decirle al oído: “bienvenido
a casa mi amor” y él en medio de su llanto escuchará tu voz transmitiéndole la seguridad que necesita,
cuando sale de esa zona de confort
acuoso donde ha vivido los últimos nueve meses y con toda su fragilidad de
flor, se enfrenta a un salón lleno de luces, gente con batas, guantes, cofias, delantales y
tapabocas; todo es tan diferente allá dentro.
A los pocos minutos regresan con tu bebé, con su primera pinta se ve divino; a tus ojos el bebé más hermoso del mundo;
arrugadito, pelón pero es tu bebito hermoso; lo miras y casi no puedes creer que es un milagro hecho por ti,
es perfecto; tocas su carita, sus deditos y compruebas que ya lo conocías, que
tienen nueve meses de ser amigos y cómplices de sus juegos, patadas y
travesuras desde antes de nacer; ahí empezabas
el más increíble de los viajes al centro de la vida misma; entonces, llega otro momento mágico, cuando sus pequeños
labios tocan tu pezón y su boquita empieza a succionar su primer sorbo de amor
líquido: tu leche materna.
Tu amor líquido convertido en leche materna y tu contacto piel a piel, juegos,
besos y caricias marcarán una ruta directa a su derecho a la felicidad para ese
bebito que recién abre sus ojitos al mundo y que sólo espera de ti, que durante
seis meses, ni por equivocación le muestres un tetero o un
chupo y muchísimo menos le des algún alimento o fórmula láctea adicional, ni
siquiera agua. Tu amor líquido cumple
con todas las normas técnicas y de bioseguridad certificadas con los más altos estándares
de calidad, hidratación y nutrición que él necesita para crecer sano y feliz.
La
magia y el milagro de la maternidad, con la permanente compañía, cuidado y el
amor de papá, hermanitos, abuelos, tíos,
primos, familiares y hasta de los vecinos, es una etapa privilegiada de la vida
familiar que todos podemos disfrutar y compartir.
Vive tu maternidad y lactancia
feliz y transmítele la seguridad a tu bebé de que el mundo es un lugar hermoso
y que la vida es un regalo de Dios que vale la pena vivir para contarla.