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Telegrama o marconigrama |
Mi abuela, nativa del marconigrama, atesoraba algunos en un viejo baúl, que de niña me gustaba explorar con gran fascinación; mi mamá nativa radial, de cancionero mejicano y las famosas radionovelas de Todelar con sus personajes Kalimán, Arandú y Tablamba, mi generación, nativa de la televisión en blanco y negro en transición a color con el Topo Gigio y el telebolito; un poco más tarde llegaron los teléfonos fijos a los pueblos más alejados de las grandes ciudades; de la radio todavía recuerdo algunos programas de Radio Sutatenza de Boyacá, “Hoy es domingo, panorama mundial” y de Radio Sonar de Ocaña; los descendientes de mi generación iniciaron sus primeros pasos con la era del celular y de los juegos de video, pero los hijos de esta última generación son nativos digitales, como dicen algunos nacieron con el chip; a los dos añitos le encuentran aplicaciones a nuestro teléfono que ni siquiera sospechábamos.
Un breve repaso de historia personal, me permite reflexionar sobre la velocidad de los adelantos en la tecnología de la información y la comunicación, y como dice la canción, la distancia entre los dos, desde el marconi hasta el Iphone,
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Iphone |
es cada día más grande; en la llamada brecha digital, caben varias generaciones de una población que debe agregar una brecha más a las de educación, a la salud, al desarrollo integral y ahora, la de las TICS.
Si los gobiernos nacional, departamental y municipal en representación del Estado, no han atendido necesidades consideradas como fundamentales, habrá presupuesto, políticas públicas y voluntad política para cerrar esta nueva brecha, que es además una nueva forma de exclusión social? Se requieren políticas que incluyan no solo a los niños, niñas y adolescentes en el acercamiento a las nuevas tecnologías, las personas mayores y las no tanto también somos ciudadanos con las mismas necesidades.
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