domingo, 15 de febrero de 2015

EL CÍRCULO DE LA CONFIANZA




De acuerdo con el diccionario  confiar significa encomendar, encargar, someter, dar, fiarse, creer, esperar, entregarse, abandonarse, ilusionarse, delegar, depositar, encomendar.  También significa fe, verdad, fidelidad, lealtad, certeza, rectitud, honradez y un largo etc.

Cada vez que interactuamos con otros, confiamos.  Confiamos en el conductor de la buseta que nos lleva y trae (ojalá sanos y salvos);  el conductor confía en el funcionamiento óptimo de su vehículo porque lo llevó a un taller mecánico de su confianza y confía en la empresa en la que tiene afiliado el vehículo porque le garantiza su estabilidad laboral. Si vamos al mercado, confiamos en el vendedor que nos ofrece siempre los productos más frescos y económicos; también confiamos en los amigos, ay, los amigos, algunos te entregan con un beso al estilo judas; confiamos en los bancos para asegurar que todo nuestro dinero no se pierda; igual funciona con el médico al que le confiamos nuestro capital más importante, nuestra vida.  La lista de personajes y situaciones es una espiral interminable en la que a veces nuestra confianza sale fortalecida en esos intercambios y en otras ocasiones, perdemos la fe  en el otro, en los demás.

Pero hay una confianza, una  fe perdida; la confianza en la política y en los políticos. Cada día, a cada momento nos bombardean los medios de comunicación con las malas nuevas de casos de políticos y partidos desprestigiados, negociando su entrega a las autoridades,  sillas vacías, sanciones, nuevos escándalos, nuevas investigaciones exhaustivas, o asistimos virtualmente a convites  con fastuoso esplendor medieval donde muchos políticos y politiqueros comparten manteles con sus carceleros en medio de un temor reverencial; un convite de ratones con el gato de portero. El rollo de situaciones y personajillos enredados en sus pecados contra la confianza y la fe pública sigue y sigue.

Pero ahí verán al ciudadano de a pie que en pre vísperas de temporada electoral, recoge los pedacitos de confianza que le quedan de los políticos de varios turnos, para medio remendarla y volver a creer;  deposita  su fe y  abre el círculo de su confianza,  porque  llega nuevamente el discurso políticamente correcto, el abrazo fácil, la máscara bien puesta, el acceso y la sonrisa presta y la promesa (léase confianza), de que todo cambiará para que todo siga igual.


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