Para algunas personas la fecha
del cumpleaños tiene diversos significados y lecturas. No es lo mismo cumplir
cuatro años que cincuenta y cuatro o quince primaveras que cuarenta y cinco abriles; veamos: cuando
tienes cuatro añitos, apenas dejando los
pañales y el tetero y empezando el último año de tu tierna infancia, ya sabes
lo que es una fiesta, tienes claras tus preferencias de colores, amiguitos
reales e imaginarios, tus muñecos y
dibujos animados favoritos. A esa edad
quieres tener una fiesta todo el
día todos los días y cuando llega el
feliz día te la gozas de principio a fin, te untas el bizcocho, rompes tu
piñata y dependiendo del presupuesto familiar, tienes tu primera chiquiteca, show de payasos
y hasta luces multicolores. De los seis
hasta los quince, en el caso de las niñas,
cada día cuenta lleno de sueños de colores, de pequeños príncipes y
carrozas doradas, sin olvidar la zapatilla de cristal cual cenicienta. Cuando te da por cumplir tus primeros - y
últimos 54- ya vas por las candelás que
te las pelas a redimir la cuota inicial
de la tercera edad. Si a los 4 años no
había como mantenerte quieto un momento, a los cincuenta y cuatro, no hay como
mantenerte brincando un momento.
Y llega el esperado día, unos con
temor, ansiedad, alegría o indiferencia;
sea cual sea el estado de ánimo, el día de nuestro cumplis tiene un componente
mágico, sobrenatural, una esencia distinta, un halo de divinidad, de alcance,
de logro, de anticipación, de sonrisa
contenida y de brillito en los ojos. Ese día amanece más claro y más temprano,
el aire huele diferente; el ambiente se
presta, para soñar, para darse un
abrazo, desearse un nuevo feliz año y de proponerse nuevos retos. Definitivamente
me gocé mis cumplis!!
Entra y dale una MIRADA, cuéntame cómo vives tu cumpleaños??
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